Queremos compartir con todos vosotros este artículo de telva.com sobre la experiencia en el Camino de Santiago de diferentes escritores y que puede ser muy útil si estás pensando realizar el camino de santiago.
El Camino de Santiago, a veces chispa mística y otras fuente de inspiración, contemplado a través de los fragmentos de algunos relatos sobre él, realizados por un grupo de escritores. Esta imagen literaria del viaje más famoso de Europa, nos permiten trazar su imagen más literaria y están reunidos por la Editorial Zenda en el libro Historias del Camino.
1 – ENCONTRARÁS TU FORMA DE CAMINAR HASTA SANTIAGO, POR SERGIO DEL MOLINO
Hay quien se siente turista y quien se siente místico. Hay quien duerme en albergues y quien prefiere un hotel bueno y entregarse a la gula en algunos restaurantes. Hay quien sólo quiere llegar y quien sólo quiere desviarse. Lo mismo sucede con los novelistas: hay quien escribe con método y quien lo hace a ciegas; quien quiere llegar al final de la trama y quien se pierde en los afluentes del estilo; quien quiere cambiar el mundo y quien sólo quiere adornarlo. Hay, incluso, quien escribe contra todas las novelas, inventándose en la negación otra forma de novelar. No hay una forma correcta de caminar hacia Santiago, como no la hay de escribir novelas. Cada cual encuentra su forma de llegar y de curarse las ampollas y los esguinces.
2- UNA HISTORIA DE PEREGRINOS, POR ANDRÉS TRAPIELLO
Dejaban sus mochilas en el suelo y se daban una vuelta por el templo con la nuca pegada a la espalda. No temían que nadie se las robase, en aquella época no robaba nadie. Al contrario, se les socorría, la gente les daba agua fresca al verlos pasar y les preguntaba si necesitaban algo (…). Algunos de esos peregrinos, en cuanto entraban, se sentaban en los poyetes de piedra que hay corridos en los muros y se quitaban las botas y los calcetines de lana. Al hacerlo se les veía la cara de satisfacción. Eran unos pies muy blancos, rosados incluso, y se veía que los traían medio cocidos y con bojas. Movían los dedos cortos para desentumecerlos y luego apoyaban lenta, voluptuosamente las plantas en las losas del suelo. Daba gusto verles aquella expresión placentera y de alivio. A los que se descalzaban, nadie, ni los sacristanes ni los canónigos, les llamaban la atención por esas licencias. Descansaban un rato, cargaban de nuevo con la mochila y se iban. Se iban ellos y llegaban otros. Todo el día. Y casi siempre solos.
Yo entonces hubiera dado cualquier cosa por irme con ellos, y ver mundo. Me parecían personajes legendarios, misteriosos. Suponía que los hechos que les habían traído a esas promesas colosales que les obligaban a un sacrificio tan grande tenían que ser también hechos de gran importancia.
3 – ¿PARA QUÉ SIRVIÓ LA PEREGRINACIÓN A COMPOSTELA? POR ANDER IZAGIRRE
La peregrinación a Compostela sirvió para hermanar a los balbuceantes reinos cristianos, para tender calzadas a través de montañas y puentes sobre los ríos, para construir monasterios, para fundar ciudades, para que circularan idiomas, gremios y artes. Para formar una cierta idea de Europa y no otra.
4 – LOS QUE VIVEN EN EL CAMINO, POR SUSANA PEREIRA
El Camino tiene a quien lo habita y a quien lo hace. Y, a veces, lo entiende mejor quien está de paso que quien lo pisa a diario. Cuando el paisaje que acompaña tu vida y tus rutinas no desiste nunca, te sigue y te persigue, al final, acabas asumiendo que tú formas parte de él. Que los que vivimos en el Camino somos realmente el paisaje para los que llegan. Y a mí ahora me gusta ser paisaje, no necesito entender nada más. Si yo vivo aquí, ¿cómo no entender a quién se ilusiona y se esfuerza por venir? Sólo hay un motivo y yo vivo en él: Galicia.
5 – UN VIAJE RODEADO DE FANTASÍA, POR LUIS MATEO DÍEZ
La verdad es que el Camino, como bien sabemos, tiene una solvencia imaginaria muy arraigada, ya que es una de las rutas con más referencias e invenciones de la cultura universal y que, más allá de su determinación religiosa, supone un reto de aventura y conocimiento, de experiencia y sabiduría. (…) Es una ruta escrita que establece precisamente parte de su fascinación en las voces que la recorren, las que lo evalúan y recuentan en las infinitas noches de sus jornadas y en el patrimonio de la imaginación que eleva los recuerdos y las emociones particulares de su destino, con el añadido de una rica literatura popular.
6 – EN LA CATEDRAL, POR KARINA SAINZ BORGO
Dentro de la catedral se habla poco y en voz baja. Las personas se mezclan y miran deslumbradas todo cuanto las rodea:el coro de piedra, el sepulcro o el botafumeiro, el incensario de plata que cuelga desde lo alto y que se usa en contadas ocasiones solemnes. Uno de los lugares más visitados es el pórtico de la Gloria, presidido por la figura del Apóstol Santiago.
7 – SELLO DE DISTINCIÓN, POR RAMÓN DEL CASTILLO
Un cronista del Camino, Héctor Oliva, decía que adivinaba las nacionalidades según la marca de la mochila. Yo distingo personalidades, más bien, por su tamaño. Pero hay gente muy normal, claro, que lleva mochila pequeña no por imprudente, sino porque se sienten seguros con poca cosa, y nunca les pasa nada, aunque habría que saber si ya caminaban así de tranquilos antes de que existiera Internet y llevaran en el bolsillo un iPhone.
8 – Y SANTIAGO AL FIN, POR PEDRO FEIJOO
Hambre, frío, dolor. Ampollas en los pies. Ysangre, por supuesto. ¿Qué historia que se precie merece ser contada si en ella no hay algo de sangre? Philippe ha mordido el polvo tantas veces a lo largo del camino, que ahora la tiene por todas partes. En las manos, en las rodillas, en los pies destrozados (…). Ahora, lo que de verdad importa es que, por fin, aquí está. Y, agotado, sonríe al contemplar las interminables columnas de piedra que, alzadas a su alrededor, se pierden en la penumbra de las bóvedas. Inmóvil ante el altar mayor, Philippe se deshace de los bultos que carga a su espalda y, sin demasiados miramientos, deja caer todo el peso de su cuerpo sobre uno de los bancos de la primera fila. «Así que esto era…». Después de tanto tiempo en el Camino -o tal vez debería decir en los Caminos-, después de tantos paisajes diferentes, de tanta tierra, de tanto polvo, de tanto sufrimiento, por fin, aquí está. (…) Es cierto que los compañeros de Philippe son los mejores. En silencio, los observa a su alrededor. Algunos caminan entre las naves, deambulando sin rumbo concreto, perdiéndose en el asombro de los mil detalles de la Catedral. Otros, tan exhaustos como él, han ido a buscar reposo en los bancos posteriores. Allá donde mire, allá donde huela, hay agotamiento. Pero también determinación, la mirada cómplice del que, satisfecho, sabe que ha alcanzado su objetivo (…). Sí, es impresionante el espacio. El crucero de la catedral, el altar mayor, la figura del apóstol. Sí, es impresionante el viaje que los ha llevado hasta aquí. El Camino.
Fuente: telva.com