Una pala cargadora ayudó este miércoles a colocar el nuevo reclamo turístico del O Fuciño do Porco, en O Vicedo: la «campana de la libertad». El instrumento metálico, perteneciente a un barco desguazado, repica ya anclado a una pesada estructura de mármol instalada en el inicio del sendero final de Punta Socastro, justo donde termina la zona boscosa de eucaliptos y donde el viento soplaba ayer a mediodía con muchísima intensidad. «É un atractivo máis para un lugar xa de por si espectacular», reiteró el alcalde vicedense, Jesús Novo, a escasos metros de la estructura de piedra con forma de corazón de la que cuelga la campana que ya recibe a los visitantes, y desde la que es posible contemplar en todo su esplendor un paraje natural único que hasta hace unos años solo era conocido por las gentes del lugar, pero que se hizo mundialmente famoso tras ser reparado el sendero que conduce a la baliza marítima que tiene en la punta.
Una «gemela» en Portomarín
Jesús Novo participó en un acto singular en el que estuvo acompañado, entre otros, por el alcalde de Portomarín, Juan Serrano. En este municipio situado en la zona sur de la provincia de Lugo, y que es emblema de la ruta francesa del Camino de Santiago, se puede tañer desde el pasado verano una campana hermana a la instalada en O Vicedo. Se trata de una especie de hermanamiento a través del que los peregrinos o visitantes que toquen una hagan la promesa simbólica de acercarse a la otra. De O Fuciño do Porco a Portomarín y viceversa.
En los pedestales de ambas campanas luce grabada la inscripción en inglés «liberty bell», que quiere decir «campana de la libertad». Un lema que en cierta forma también simboliza la libertad con la que se desplazan peregrinos, caminantes y turistas de un lado a otro. Coronavirus aparte, claro está.
El párroco de San Estevo de O Vicedo, Cristóbal Rivas Díaz, se encargó de bendecir la campana en un acto en el que también participaron el delegado de la Xunta de Galicia en Lugo, Javier Arias Fouz, así como el secretario xeral de Política Lingüística, Valentín García Gómez.
Fuente: La Voz de Galicia